Editorial Vistazo

Impuesto, sin legislación

NINGUNA DEFINICIÓN se ajusta mejor a lo que significa un proceso de inflación, que la del premio nobel Milton Friedman: “La inflación es un impuesto sin legislación”. En pocas palabras, el aumento sostenido de los precios al consumidor son para su salario un impuesto, que nadie lo determinó, sino que resulta de un desajuste en la economía. Luego de casi 20 años y gracias a la dolarización, los ecuatorianos nos acostumbramos a vivir sin los sobresaltos de un cambio brusco y sustancial en casi todos los productos de consumo más frecuentes. Sin embargo, hoy Ecuador está sufriendo un proceso inflacionario que apunta que este año la tasa superará el cinco por ciento. Las causas más importantes son la pandemia que encareció los costos del transporte marítimo y aéreo y la invasión rusa a Ucrania que disparó los precios de los combustibles, entre ellos el del petróleo, que a su vez repercute en un precio de los combustibles que está liberado en nuestro país como lo es el de la gasolina Súper y el mayor subsidio que debe pagar el Estado por los combustibles que mantienen el subsidio como son el diésel (que en un año ha subido a nivel mundial 92 por ciento), la gasolina Extra y el gas. Además, en la economía dolarizada también impacta la inflación de la economía norteamericana que en abril se proyecta a 8,3 por ciento, la más alta desde hace 40 años, aunque se la proyecta en

descenso por el aumento en las tasas de interés. Todos los factores anteriores son externos, pero en la inflación local hay que adicionar el aumento de 25 dólares al salario mínimo decretado a comienzos de este año por el gobierno del presidente Lasso, un incremento de 10,1 por ciento, frente a la inflación de 1,94 por ciento de 2021.

No obstante, las explicaciones técnicas de ningún modo satisfacen al ecuatoriano. Tampoco lo hace que, en comparación con Chile, Perú y Colombia, Ecuador tenga menores rangos de inflación en casi todas las categorías o que en las redes sociales las comparaciones que se hacen no sean equiparables o que quienes estén en campaña política las distorsionen aún más. Importa que, al ir al mercado los precios están más altos, especialmente en alimentos como aceites y grasas (cinco por ciento), harina (siete por ciento) fréjol (14 por ciento), para citar algunos productos básicos en la canasta familiar. Angustia también, que la reactivación del empleo o la creación de nuevos empleos es todavía una quimera. Pesa, además, la reforma tributaria, aprobada por el Ministerio de la Ley, que golpeó a las clases medias con más altos impuestos sin que estos se vean retribuidos en servicios públicos medianamente eficientes. Esto ha incidido en la caída en la evaluación del presidente Lasso.

Según el secretario de la Administración Pública, Iván Correa en este año se ha puesto en orden, el desor-den fiscal y el próximo se comenzarán a ejecutarse programas sociales para satisfacer las más acuciantes demandas. Los ciudadanos así lo esperan, porque por ahora no hay certezas ni en empleo, ni en seguridad, ni en salud, ni en poder adquirir a precios razonables los productos básicos. Y quienes más sufren con la inflación son los sectores más pobres y la clase media empobrecida por la pandemia. En una cadena de urgencias, combatir la inflación se vuelve también prioritario.

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2022-05-19T07:00:00.0000000Z

2022-05-19T07:00:00.0000000Z

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