Editorial Vistazo

Luis Mariño

El fotógrafo quiteño vive con un cáncer muy agresivo pero mantiene intactas sus ganas de vivir. Su historia es tan inspiradora como conmovedora.

Por Sébastien Mélières *Para donativos o conocer más visite: www.luchocontraelcancer.org IG y TW: @luchomarino, FB: @luis.marinocarrera

Desde niño Lucho era extremadamente sensible y llenaba su cabeza de muchas imágenes que lo conmovían. “La naturaleza me ofrecía postales a diario. En Ibarra mi abuela tostaba el café en un parterre frente a nuestra casa, el atardecer era color naranja, sentía que en algún momento lo iba a plasmar en una fotografía para compartirlo”, recuerda el artista que estudió primaria y secundaria en Ibarra antes de viajar a Quito para cursar Comunicación, Fotografía y apasionarse por el teatro. “Mientras estaba en la universidad conocí a un gran fotógrafo, Guillermo Echeverría y me enseñó a leer la foto documental, tener una visión sobre lo que quería comunicar”.

A Lucho le encanta conversar, contemplar, abrazar a desconocidos y crear un vínculo con la gente. Su actitud ante la vida se evidencia en sus obras donde logra sacar la esencia de un personaje o la belleza de un lugar porque tomó el tiempo de comprenderlo.

“Hoy en día estamos rodeados de tantas fotos con una estética perfecta pero carecen de valor añadido. Si ves una foto de Robert Capa o de Sebastián Salgado no puedes dejar de pensar o de comentar. Para mí la fotografía es la nostalgia del tiempo”, expresa el fotógrafo y director audiovisual cuya experiencia abarca coberturas para la Agencia Francesa de Prensa (AFP), spots publicitarios, documentales y fotorreportajes para distintos medios nacionales e internacionales.

Héroe de la vida

Hablar con Luis Mariño es viajar a través del tiempo. Pertenece a la generación de reporteros analógicos que trabajaba con rollos de 36 y revelaba en cuartos oscuros. Para él la imperfección de las fotos de antaño podía ser un testigo verdadero de los hechos. “Hoy todo es distinto, hay muchos fotógrafos improvisados que dañan el mercado bajando los precios para ofrecer trabajos sin alma”, recalca el hombre cuya vida ha cambiado por completo el día de su cumpleaños número 40 en octubre de 2020 cuando le diagnosticaron un cáncer gástrico. Un mes después fue sometido a una gastrectomía tras detectarle tumores.

Empezaron los dolores intensos y Luis decidió separarse momentáneamente de su esposa y de sus dos hijos. Fue decisión propia, no quería someterlos a su sufrimiento. Y si sigue de pie es justamente por su familia. Los ve regularmente y comparten tiem

pos intensos. “Mi hija Sofía tiene 15 años y Juan José tan solo cinco, él es autista y tenemos rutinas fijas como jugar 3 en raya o pasear por el parque. Mis hijos saben de mi situación. Hace poco Juan José me dijo: ‘Te vamos a extrañar papi’. Los dos son manantiales de ternura”, relata.

Vivir sin estómago obliga a Luis a comer algo ligero cada dos horas. Esa rutina lo aleja de las coberturas y de las jornadas largas de trabajo por eso decidió monetizar su patrimonio. “Vivo no como un acto de rebeldía contra la muerte, vivo porque es un viaje maravilloso, porque tengo hijos, familia, amigos. Vivo como un acto de esperanza para poder servir. Si deseas apoyarme en mi causa, vendo mis fotos”, colgó el artista en sus redes sociales.

Lucho es alegre y empático pero no niega una fuerte depresión y un cáncer muy agresivo. “Yo vivo el cáncer y soy fotógrafo así que decidí vender mis fotos y crear el proyecto ‘Lucho por el cáncer’ (www.luchocontraelcancer.org). La idea es devolver la dignidad a los enfermos de cáncer en el Ecuador. Hablo con ellos, los retrato y cuento sus historias. Nos damos ánimo mutuamente. No busco captar un rostro temeroso a la muerte, sino una cara de lucha por la vida”, detalla el artista que sabe que lo que más importa a un enfermo “es entender lo que ellos viven sin lástima pero con empatía”.

Cuando no puede visitarlos Luis utiliza las redes para conversar con ellos, sus familias, a veces quebrarse con ellos y les invita a ser fuerte y a “tener fe pero no como un arraigo a Dios sino como decía Cortázar: ‘la esperanza le pertenece a la vida, es la misma vida misma defendiéndose’”.

Luis no quiere faltarle a su familia y permitir que su cámara se apague para siempre. “A mí la fotografía me está diciendo que no me puedo ir antes de devolver a la gente lo que me ofreció durante tantos años. El cáncer es solo un diagnóstico, hay mucha gente que lo supera”, afirma. “No reniego, la vida es el reflejo de lo que haces. Yo trataré siempre de ser feliz. Todavía puedo respirar, hacer algo por mis hijos, por mi familia y por la gente. Yo, Lucho contra el cáncer”.

Contents

es-ec

2022-05-19T07:00:00.0000000Z

2022-05-19T07:00:00.0000000Z

https://vistazo.pressreader.com/article/285383405295025

Vistazo