Editorial Vistazo

PRIMER AÑO DE GOBIERNO

Debemos impulsar una reingeniería total del Estado para priorizar el gasto público solo en aquellas actividades que agregan valor a los ciudadanos: salud, educación y seguridad-justicia; y reducir o eliminar el resto de los gastos innecesarios.

aacosta@grupospurrier.com Por Alberto Acosta-burneo

el primer año del gobierno de Guillermo Lasso. Entre sus innegables aciertos está un proceso exitoso de vacunación contra el COVID-19, buscar la paz social gobernando desde el encuentro y no desde la confrontación, y un serio compromiso con los agregados fiscales para poner la casa en orden. ¡Aplausos por estos aciertos! Y manos a la obra con los grandes desafíos pendientes. La prioridad debe ser reactivar la economía. Esto exige acabar con la inercia burocrática y dar un giro de timón al país.

Por el lado fiscal, no es suficiente con poner la casa en orden reduciendo el déficit. Debemos impulsar una reingeniería total del Estado para priorizar el gasto público solo en aquellas actividades que agregan valor a los ciudadanos (salud, educación y seguridad-justicia) y reducir o eliminar el resto de los gastos innecesarios. Segundo, buscar calidad en el gasto público y, tercero, transparencia (atacar a la corrupción). Esto implica ir al fondo del problema: un Estado que no está al servicio de los ciudadanos y que no rinde cuentas a nadie.

Además, debemos superar el “canto de sirena” de que elevando el gasto público se impulsa la economía. Ya conocemos adónde nos llevará esa política: a estrellarnos nuevamente contra el sobreendeudamiento y el doloroso ajuste fiscal. La inversión pública es necesaria, porque provee una base de servicios para la actividad privada, pero no es una fuente de crecimiento sostenible. Su impulso dura lo que toma construir un puente o una carretera… a partir de entonces toma la posta la innovación e inversión privada, única fuente de crecimiento sostenible.

Nuestra meta debe ser crecer al cinco por ciento anual por varias décadas. Solo así saldremos del subdesarrollo. Para lograrlo debemos priorizar la construcción de competitividad. ¿Cómo? Declarando la guerra al trámite: simplificando la vida de los emprendedores y retirando barreras de entrada a los innovadores. Abriendo mercados para nuestros productos a través de acuerdos comerciales. Internacionalizando a la banca para atraer a la competencia internacional y lograr crédito más barato. Adaptando la legislación laboral a las mejores prácticas internacionales. Revisando nuestro sistema tributario para volverlo competitivo en la región. En resumen, el cambio exige abandonar las recetas del pasado e impulsar cambios profundos y valientes. Cuatro años son poco para una transformación de esta magnitud, pero el legado de Guillermo Lasso será recordado si logra crear los cimientos para que un nuevo Ecuador sea posible. ¿Estaremos los ecuatorianos a la altura para apoyar este desafío?

Opinión

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2022-05-19T07:00:00.0000000Z

2022-05-19T07:00:00.0000000Z

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