Editorial Vistazo

Errar es humano, acertar es salvar

La innovación en los sistemas de formación de profesionales es necesaria para contribuir a mejorar la atención en salud globalmente.

Pilar Ortiz de Pérez

La publicación del Instituto de Medicina de Estados Unidos “Errar es humano: construir un sistema de salud más seguro” fue clave para la aparición de un movimiento destinado a mejorar la calidad de la salud y de la seguridad de los pacientes.

Una de las cifras más reveladoras de ese estudio publicado en el año 2000, señalaba que 98.000 pacientes fallecían anualmente por errores médicos prevenibles. En el año 2016, la cifra era de 250.000 al año, de acuerdo a una investigación realizada por el hospital de la Universidad Johns Hopkins, solo superada por el cáncer y las enfermedades cardíacas como causas de mortalidad.

Por su parte, Daniel Yang, médico de la Fundación Gordon y Betty Moore de Palo Alto, en su publicación “Diagnóstico de Excelencia” sostiene que pese a su relevancia, la exactitud en el diagnóstico es más asumida que demostrada.

Al analizar los resultados de una encuesta realizada en 2017 en Estados Unidos en 2.536 pacientes adultos, se reportó 59 por ciento de errores en diagnósticos. Yang advierte que este tipo de errores pueden causar mucho daño e inclusive la

muerte de los pacientes por lo que llama la atención sobre la importancia de priorizar la forma de incrementar los niveles de exactitud en los diagnósticos en la práctica de la Medicina.

El doctor Francisco Gutiérrez, máster en Ciencias de la Salud, Finanzas y Administración de Salud de la Universidad y líder en Medicina y Salud de Cintana Education, destaca la importancia de cambiar los sistemas vigentes para formar el personal de salud alrededor del mundo.

Durante el evento “Salud para el Siglo XXI, para ejecutivos latinoamericanos del sector salud”, ofrecido por la Universidad de Harvard, el doctor Gutiérrez presentó los resultados de dos investigaciones realizadas a estudiantes de Medicina. El primero, efectuado en Estados Unidos en la rotación de Medicina Interna, mostró que solo el 47 por ciento atendió a pacientes con infarto al miocardio y que solo el 15 por ciento vio más de un paciente con este cuadro.

El segundo estudio se realizó con estudiantes de 32 escuelas de Medicina de universidades latinoamericanas. Un 78 por ciento de este grupo erró en el diagnóstico de diabetes mellitus, 75 por ciento no identificó el correcto manejo para una hemorragia del tracto digestivo alto, 60 por ciento tenía poco conocimiento sobre enfermedades parasitarias y el 40 por ciento no sospechó de apendicitis aguda.

De acuerdo al doctor Gutiérrez, los currículos de formación convencionales de las facultades de Medicina están sobrecargados, son dependientes de la memorización, son procesos educativos estáticos y no enfocados en la resolución de problemas. Agrega que suelen responder a intereses o herencias de grupos institucionales o al tipo de evaluación de graduación profesional.

Por otra parte señala que además de las competencias tradicionales con las que debe contar quien se forma en Ciencias de la Salud, hoy se requieren otras como mentalidad preventiva y de bienestar, aptitud para el uso de tecnologías digitales, habilidades cruzadas (cross skilling), habilidad de trabajo interprofesional, flexibilidad y enfoque en enfermedades crónicas y envejecimiento.

Este punto es clave si se considera que las enfermedades crónicas no transmisibles causan el 68 por ciento de las muertes en el mundo, siendo las cuatro principales: las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la enfermedad pulmonar crónica y el cáncer.

Plantea innovadoras alternativas que se están empleando con éxito para mejorar la formación de los estudiantes de las escuelas de Medicina que van desde el empleo de actores entrenados y monitoreados para simular cuadros específicos, pasando por tecnología de punta en imágenes, hasta el uso de modelos inanimados de pacientes como simuladores.

Para los escépticos del uso de este último recurso, el doctor Gutiérrez recuerda que es así como se forman los pilotos, y la aviación comercial es una de las actividades más seguras que existe.

“Los esquemas de formación convencionales de las facultades de Medicina están sobrecargados, son dependientes de la memorización, son procesos educativos estáticos y no enfocados en la resolución de problemas”, dice el doctor Francisco Gutiérrez.

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2022-05-19T07:00:00.0000000Z

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