Editorial Vistazo

¿Letras o números?

La selección de carrera solía ser rígida y segmentada en grandes bloques de aptitudes. Hoy los perfiles profesionales que se buscan son amplios, flexibles y con gran capacidad de adaptación.

Pilar Ortiz de Pérez

Alicia quería ser arquitecta, sus habilidades para el dibujo y el diseño eran evidentes. Una reunión con el orientador vocacional de su colegio la llevó a dar un giro a su decisión y a estudiar Educación para Párvulos en la universidad. Hoy, aunque le gusta la labor que realiza con niños pequeños, se pregunta qué habría pasado si se mantenía fiel a lo que sentía que era su vocación y cómo será la elección profesional que realicen sus hijos.

El abordaje sobre el tema ha cambiado en la medida en que ha transformado la mentalidad de los niños y

adolescentes. Ellos no perciben el mundo del modo estático y rígido con el que lo hacían las generaciones anteriores. La tecnología les ha otorgado la sensación de poder, un poder que les permite a ellos mismos hacer que las cosas sucedan en un entorno dinámico y tremendamente flexible. Ofrecer una guía válida y eficaz en la selección de este camino a niños y adolescentes es un desafío en un mundo que cambia vertiginosamente.

Tradicionalmente, a través del

Test de Intereses y Aptitudes se ha buscado ayudar al estudiante a encontrar su potencial y desarrollarlo adecuadamente. ¿Qué es lo que le gusta? y ¿qué es lo que puede hacer bien?, han sido las dos variables a considerar para tomar una decisión acerca de su futuro profesional. A este cuestionario puede sumarse un Test de Personalidad y otro de Intereses Profesionales, herramientas que enriquecen la información disponible para el estudiante. Además se debe propiciar contactos directos con profesionales en ejercicio en las carreras en las que manifiestan interés.

Estas pruebas se vienen aplicando desde hace algún tiempo, sin embargo, hay otras variables que puede echar por la borda todo el proceso. Factores como la presión de los amigos del colegio para seguir juntos en la etapa universitaria o la ilusión de los padres porque el estudiante siga una determinada carrera, pueden llevar a un cambio en la decisión.

“Me gusta y tengo aptitudes”

El magíster Rodolfo Chang Hi Fong, rector de Copol, consciente de esta realidad, considera clave fomentar el desarrollo emocional y el pensamiento crítico desde los primeros años de estudios para evitar que distorsiones externas los alejen del camino que deben seguir.

“Las elecciones profesionales a veces se hacen por temor. En algunos casos por estar solo, sin los compañeros del colegio; si ninguno de ellos va a seguir esa carrera o esa universidad, o en otros casos, por temor a decepcionar a los padres. Por eso considero que hay que potencializar desde pequeños el desarrollo emocional y el pensamiento crítico. Con las herramientas mencionadas, el estudiante está en capacidad de analizar que su temor a estar sin los amigos en una siguiente etapa de educación o de decepcionar a los padres con la decisión sobre su carrera no deben afectar su futuro, señala el educador.

Proyecto de vida

Recalca que la selección de carrera no debe ser un tema al que solo se le preste atención en los últimos años del bachillerato, sino que debe ser

Muchas compañías ya no contratan por títulos sino por habilidades. Se buscan personalidades adaptativas que puedan ocupar diferentes cargos de acuerdo a sus necesidades.

el producto de la construcción de un proyecto de vida que se construya por etapas, desde pequeños. “Es importante que desde los primeros años empiece a reflexionar con sus maestros sobre qué es lo que le gusta, cómo es la forma en que aprende mejor, en qué tipo de espacios se desenvuelve mejor, si trabaja mejor solo o en equipo, esa información lo va haciendo conocedor de sí mismo. Porque el primer pilar en la toma de decisiones es el conocimiento de uno mismo. Sé lo que soy, sé lo que quiero, entonces puedo decidir. Las demás herramientas ayudan a afinar esa decisión”.

A través de este proceso se puede ir puliendo y redefiniendo la selección durante toda la etapa de escuela y colegio. “El Test de Intereses y Aptitudes es una herramienta muy útil pero no debe ser la que le diga al estudiante lo que le gusta y lo que no le gusta. Él ya debería saberlo y el test puede servirle para reafirmar, para contrastar… Porque incluso sabemos que los resultados de estas pruebas pueden verse afectados hasta por el estado emocional del joven cuando lo responde”.

Un tema que considera clave es promover la interacción del estudiante con profesionales activos en las ramas que les interesan, como la mejor manera de que tenga una idea de cómo puede ser su desempeño en la vida real.

Más allá de los test

Isabel Merino, coordinadora académica del Programa Idea de la Universidad San Francisco de Quito, USFQ, señala que es importante que los jóvenes encuentren su pasión y que dentro de esta pasión puedan desarrollar sus habilidades y destrezas. Ese es uno de los enfoques principales del campamento que ofrece la USFQ a los estudiantes de bachillerato para ayudarlos a identificar su vocación.

Sostiene que antes se enfocaba el tema de manera rígida, únicamente considerando los exámenes estandarizados. “Ahora, estas pruebas son solo uno de varios elementos que se emplean para encontrar la vocación profesional”, dice y reafirma la importancia del autoconocimiento como el primer paso para descubrir sus aptitudes.

Además del propio conocimiento, enfatiza la necesidad de identificar los valores que son importantes en su vida. Descubrir a qué le da más peso en su vida. Por ejemplo, para algunos es la familia, para otros el dinero y para otros, recibir reconocimiento público por sus logros. Se trata de definir con franqueza qué es lo más importante, qué es lo que prioriza. “De alguna manera se trata de una reflexión sobre qué es el éxito para ese estudiante en particular, porque el éxito es un concepto individual”, explica Merino.

Menciona que a veces se comete el error de sesgar a los estudiantes sobre sus habilidades únicamente por una puntuación que puede ser circunstancial, olvidando que estas destrezas se pueden desarrollar en el camino.

Por otra parte, señala que antes, cuando un estudiante tenía habilidades numéricas, se pensaba que únicamente debía elegir una ingeniería. “Hoy está claro que el uso de estas habilidades va más allá de las operaciones Matemáticas, aquí entra en juego un uso más abstracto de estas habilidades en la lógica, en el pensamiento crítico”.

Cuando un estudiante que se acostumbró a aprender mecánicamente y no desarrolló otras destrezas, va a encontrar dificultades al realizar procesos de razonamiento lógico, pero es algo que se puede desarrollar, de acuerdo a la educadora.

Añade que uno de los grandes desafíos al apoyar a los adolescentes en la búsqueda de su vocación es quitarles las etiquetas mentales de que no pueden desarrollar cierta actividad o destreza. Cuando se ven expuestos a nuevos desafíos dentro de un campo en el que se consideraban poco aptos y logran vencerlos se dan cuenta de que la aparente limitación que significa una nota baja en

Cuando un estudiante que se acostumbró a aprender mecánicamente y no desarrolló otras destrezas, va a encontrar dificultades al realizar procesos de razonamiento lógico, pero es algo que se puede desarrollar.

una materia no tiene porqué serlo para siempre. Cada estudiante debe formular un plan de vida y un listado de las actividades de investigación de datos concretos sobre las universidades, carreras, mallas, becas a las que puede aplicar y las fechas exactas en que debe cumplirlas.

Los perfiles profesionales actuales parten de gustos e intereses pero no amplios. “Conozco casos de chicos que querían ser futbolistas de profesión pero cuando analizaron su proyecto de vida de aquí a 10 y a 15 años se dieron cuenta de que era una carrera que podía ser muy corta, pese a ello, unos decidieron seguirla y otros, eligieron con temas afines como Marketing Deportivo”, concluye.

Desde la otra orilla

“Las compañías están buscando incorporar colaboradores que se adapten de una manera rápida a los cambios que requieren el presente y el futuro. Hay tres fuerzas que nos empujan hacia ello: la tecnología, la globalización y los cambios demográficos”, dice Javier Salazar, Country Managing Partner EY, Ernst & Young Ecuador. Menciona que el mercado exige competencias tecnológicas, no solo en quienes se desempeñan en puestos de trabajo relacionados a carreras nuevas sino también en las tradicionales, como abogados, arquitectos, en todo tipo de profesión hay que darle un énfasis tecnológico. “Es la forma en que ellos pueden articularse dentro del mercado laboral”, señala.

Otro aspecto interesante que destaca es que los graduados de una determinada profesión ya no van a ir necesariamente a ocupar un cargo con ese nombre en las nuevas empresas. Pone como ejemplos, que las funciones de contador pueden ser asignadas a alguien que tenga un título en Matemáticas puras o la dirección de una compañía a un sociólogo.

Líneas menos rígidas

“Lo que se busca es habilidades y personalidades adaptativas. Muchas compañías ya no están contratando por títulos sino justamente por habilidades y luego ellos se encargan de entrenarlos para ocupar cargos en las áreas que necesitan: Contable, Financiera o de Mercadeo”, explica.

Skilling o reskilling, implica educar o reeducar a los colaboradores de acuerdo a las necesidades que requiera la organización, de modo que las personas van desarrollando competencias, inclusive diferentes a las de las carreras que han estudiado.

Otra tendencia que comparte son las alianzas entre empresas y universidades. Cita como ejemplo la que existe entre EY y la Universidad de Hult, orientada a los negocios. Señala que del mismo modo en que son indispensables las habilidades tecnológicas también lo son aquellas relacionadas con las áreas de Negocios y Financieras. Menciona además dos requerimientos actuales por parte de las organizaciones: las habilidades en inclusividad y en economías verdes.

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2022-05-19T07:00:00.0000000Z

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