Editorial Vistazo

“¿Fue un pecado conversar?”

Guillermo Lasso conversó con el correísmo antes de posesionarse; luego se retractó. La tesis del pacto que viabilizó la excarcelación de Glas no tiene piso: de haber un acuerdo bajo la mesa, se verían los resultados. Así argumenta el analista político y consultor Roberto Izurieta. En entrevista con Vistazo, alerta sobre la urgencia de definir un acuerdo nacional, sin dogmas ni ideologías, para actuar frente al avance del crimen organizado.

ES UN CONSULTOR EXTERNO del gobierno de Guillermo Lasso. “No tengo puesto formal, no recibo salario en Ecuador, conozco al Presidente desde hace muchos años, contribuyo con opiniones personales cuando estoy en el país o cuando se me consulta”. Roberto Izurieta analiza con Vistazo los resultados del primer año de gobierno de Lasso, a quien apoya porque le sorprende que haya optado por “una lucha política complicada, cuando tenía la posibilidad de disfrutar a plenitud de su familia”.

Al primer año de gobierno es innegable el avance en vacunación contra el COVID-19, pero la situación política es complicada.

Ecuador eligió al Presidente de la República, quien está a cargo de liderar el poder Ejecutivo. En los ámbitos que responden al Ejecutivo ha demostrado una enorme capacidad de gestión, la vacunación es un ejemplo palpable. Eso está en el marco de sus capacidades, pero hay problemas estructurales que lastimosamente recaen en otras áreas, y en muchos casos en disposiciones constitucionales, en el marco de una Constitución que, en su momento yo lo dije, no es la solución a los problemas. El debate es de fondo. Hay problemas políticos y de seguridad que competen a otras áreas o requerirían una profunda reforma estructural del Ecuador.

¿Cuál es el camino, cambiar nuevamente la Constitución?

En este momento el Presidente ha optado por convocar a estas áreas para buscar acuerdos mínimos. Es una oportunidad más para llegar a acuerdos; todos los caminos para solucionar problemas estructurales son sumamente tortuosos en el Ecuador o en cualquier otro país. Veamos lo que pasa en Chile, se reúne la Asamblea Constituyente, tienen que ir a referéndum. No hay soluciones mágicas ni inmediatas para problemas estructurales.

Estos días también cumple un año de funciones el Legislativo, en una situación de fragilidad institucional que lleva a la ingobernabilidad. ¿Por qué?

El poder Legislativo ha demostrado que está en enorme deuda con el país, frente a todas las emergencias y urgencias que hemos tenido, ¿Cuáles han sido sus respuestas? No se ponen de acuerdo ni siquiera en no ponerse de acuerdo. Es un grave problema que en Ecuador se elija el Legislativo en la primera vuelta electoral, porque generalmente esta primera vuelta refleja dos cosas: refleja el pasado, más que el futuro, y expresa la fragmentación. Y esos son dos problemas de fondo. ¿Cómo los vamos a solucionar? Que tengamos esta discusión es el primer paso para lograr acuerdos mínimos. Hay urgencias en materia de seguridad, se requieren reformas estructurales cuya solución excede la competencia del Ejecutivo. Apenas se vivió la primera crisis éste envió propuestas de Ley, la pregunta para la Asamblea es qué hizo.

¿El Presidente cometió un error de partida al pactar con socialcristianos y el correísmo para repartir cuotas en la Asamblea? Se retractó cuando muchos electores le recordaron que no votaron por él, sino en contra del candidato Correa.

El debate es legítimo, en las circunstancias en las que vas a asumir el poder, con las caracte

“Los países cuyos gobiernos decidieron por años mirar a un costado frente al narcotráfico hoy están pagando un precio muy alto. Entiendo que eso pasa en Ecuador”.

rísticas y la composición de la Asamblea, que en tu cuerpo de asesores tengas distintas posturas de cómo solucionar este problema, que todavía no solucionamos, y que muchos dicen que la única solución es una nueva elección. No estoy tomando una posición pero reconozco que es válido que existan en el gobierno, en circunstancias así, personas que tienen distintos puntos de vista. Y el Presidente, en este caso electo, consideró y avanzó en conversaciones, pero también fue muy claro en decir: ‘No, eso no acepto’. ¿El pecado fue conversar? Creo que conversar siempre es bueno. Lo que no sucedió, y la prueba es -como dijo el ministro de Gobierno, Francisco Jiménezhay cosas que no vamos a conversar, hay líneas rojas. Cuando se pasa esa línea, la conversación se estanca.

¿No se cruzó la línea cuando se produjo la excarcelación del exvicepresidente Glas? Actuó un juez en Manglaralto, pero también pudo ser el pago de la deuda atrasada, cuando el correísmo con su silencio avaló la reforma tributaria.

No tengo esa versión. Con respecto a cómo pasó esa reforma vuelvo al punto: la Asamblea no se pone de acuerdo en mínimos básicos. Lo que menciona implicaría que hubo una ‘cuenta por cobrar’. En política no hay tal cosa. No soy abogado, pero entiendo que el poder Ejecutivo no tenía la capacidad de detener la orden de un juez, que puede ser irracional, abusiva, puede que se haya producido cuando había una transición en el Ministerio de Gobierno, por lo que en otras palabras ‘le cogieron en curva’.

Una interferencia sería una forma de inconsistencia. Entiendo que dentro del marco de la Ley se apeló, acudiendo a las instancias superiores del sistema de justicia.

¿Desmiente que hay un pacto bajo la mesa con el correísmo?

Digo dos cosas. El Presidente fue muy claro, le creo. Y quienes presentan el argumento del acuerdo tienen bases débiles porque solo hay dos posibilidades: la de la cuenta por cobrar que me parece inaudita y la otra indicaría que hay un arreglo, de ser así, ¿dónde están los resultados?

Usted le cree al Presidente, pero tras un año de gobierno menos ecuatorianos creen en su palabra.

Puedo contribuir a tener una perspectiva distinta, soy un ecuatoriano que vive en el exterior, que conoce la región y el continente. Pongámoslo en perspectiva. Pasamos años difíciles en el Ecuador, en Colombia, Chile, Perú, México, Estados Unidos. Gobernar es fácil en la abundancia, en los buenos momentos. Pero en los malos momentos necesitamos los mejores líderes, es

“El poder Legislativo está en deuda con el país. En la Asamblea no se ponen de acuerdo ni siquiera en no ponerse de acuerdo. Elegir legisladores en primera vuelta genera fragmentación”.

toy convencido que Guillermo Lasso puede navegar en tiempos tormentosos, no del Ecuador solamente, sino de la región, porque gran parte de los problemas del país se relacionan con lo que ocurre en la región.

¿Fue un error que el Presidente siendo tantos años candidato no advirtiera la magnitud de la penetración del crimen organizado? En entrevista a Vistazo, hace seis meses, confesó que no intuía el alcance.

Yo me sumaría a esa percepción, estoy sorprendido de que los problemas de penetración, infiltración del crimen organizado estén en tales niveles en Ecuador. Es una tragedia, nos sorprende y no se puede actuar únicamente desde el Ejecutivo.

¿La magnitud de la crisis de seguridad impidió que la exministra de Gobierno Alexandra Vela tuviera un manejo más profundo de la negociación política?

Conozco a Alexandra hace unos 30 años, cuando conversaba con ella fue de las primeras personas que estaba preocupada por los problemas de la seguridad y del accionar de las bandas delictivas. El Presidente se encontraba en Israel, en una visita organizada hace semanas, y mientras estaba ahí ocurrió una nueva crisis en las cárceles, por lo que toda ayuda que pueda recibir el país en estos momentos debe ser bienvenida.

¿Es aventurado hablar de narcopolítica en Ecuador?

Primero habría que saber qué significa el concepto. Prefiero explicarlo en mis propias palabras. En el Ecuador hay altos niveles de infiltración del narco y de bandas delictivas, sí; pero también hay una política exitosa en incautación de drogas, sobre todo en Guayas, y todo esto produce disputas y tensiones internas entre las bandas. Además, sumo otro factor, los problemas que son secuelas de la pandemia, hablo de temas económicos, de temas complejos y con muchas aristas, después de que las familias estuvieran encerradas por la crisis sanitaria. De ninguna manera se justifica la violencia, pero sí se entiende desde esta perspectiva la magnitud del fenómeno.

El crimen organizado reacciona con violencia porque se siente golpeado. ¿En la década 2007-2017 hubo una convivencia pacífica, una connivencia con el narco?

Yo entiendo que es una de las explicaciones que tiene mucho sentido. Muchos gobiernos, durante muchos años, tomaron la decisión de mirar a un costado. En los países que tomaron esa decisión hemos pagado un precio muy alto.

En Ecuador, entre 2007 y 2017, no se sentía el impacto del crimen organizado en esta magnitud. Le pregunto si el correísmo está legitimado como interlocutor político, por el hecho de que el país está pagando a precio de sangre esa herencia.

Dentro de la estructura política actual esta organización política es una parte representativa, en la Asamblea y otras instancias tiene un peso, eso es una realidad. En muchos países he visto que gobiernos que deciden mirar al costado comienzan a ser infiltrados. No soy de los que cree que eso invalida a todo un movimiento político, pero sí debe comprometer a la organización política a colaborar con las autoridades para identificar, para extraer estas infiltraciones. Lo mismo le pasa al sistema de justicia, a toda instancia de poder. Todos tienen que hacer un esfuerzo de entender de que las organizaciones criminales pasaron a un punto en el cual les interesa infiltrarse en las instancias legítimas de la representación política del poder, debemos tener claridad para identificarlas, señalarlas y acusarlas.

El correísmo llegó como primera fuerza legislativa, en mayo de 2021, y la pregunta es a qué precio busca el Ejecutivo la gobernabilidad. ¿Ese es el laberinto de Lasso?

No coincido en la figura del laberinto. Tenemos que conversar sobre acuerdos basados en principios y valores. Cuando hablamos de gobernabilidad no es como una patente que se compra como si fuera una marca; ninguna alianza compra gobernabilidad. La clave, según percibo, es que lleguemos a un acuerdo mínimo en reformas urgentes en temas de seguridad. Que se converse a puerta cerrada no está mal, pero el acuerdo puntual sobre el tema puntual debe ser público y monitoreado por el público. Discutamos qué hacer para reactivar el empleo. Pero si tomo como argumento que no me reúno con cierto segmento, no voy a avanzar.

¿Es oportuno el escenario de la consulta popular o se dejó pasar el tren?

Soy un consultor externo, no puedo hablar con autoridad y peor en representación de las autoridades, probablemente la consulta podría ayudar a resolver algunos de los problemas.

¿Fue un error no optar por la muerte cruzada cuando estaba en un mejor momento?

La discusión ha sido, es y será válida en tanto es un instrumento constitucional. El Presidente en un par de momentos estuvo cerca de optar por esta atribución constitucional pero ha decidido dar una nueva oportunidad para buscar acuerdos mínimos. Aclaremos que no hay decisiones permanentes, lo único permanente son los principios, los valores y las líneas rojas, pero las situaciones se analizan constantemente.

Entrevista

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2022-05-19T07:00:00.0000000Z

2022-05-19T07:00:00.0000000Z

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