La prioridad

EN 2021, la Policía Antinarcóticos decomisó 210 toneladas de droga, lo que casi duplica las 128 toneladas decomisadas en 2020 y la cifra es cercana al triple de las 82 toneladas de 2019. Gran esfuerzo de la Policía Nacional, una buena noticia. Sin embargo, la mala noticia es que Ecuador dejó de ser ese país de tránsito de la droga, para convertirse en centro logístico para el crimen organizado. Este cambio ha tenido consecuencias devastadoras: el Estado perdió el control de los principales centros carcelarios del país, donde por disputas internas el año pasado murieron más de 300 reos y el sicariato es el pan nuestro de todos los días. En los primeros cinco días del año, ya ocurrieron 42 muertes por esta causa. El combate a la droga es tal vez el principal y el más difícil de los problemas que debe resolver el actual gobierno pues está atentando contra la razón de ser de un Estado: la seguridad de sus asociados que, a cambio de la protección estatal, han abandonado el derecho a defenderse por mano pro

pia. Además, sin seguridad el gobierno no podrá poner en marcha, ninguno de los planes para que lleguen inversiones y se desarrollen el turismo, el comercio y otras actividades. El problema del narcotráƿco no nació con el actual gobierno, pero le corresponderá tratar de contener su expansión y violencia. La cooperación con Estados Unidos y Colombia es una decisión acertada. Sin embargo, la crisis institucional de la Policía exige una depuración a fondo. El caos ƿnanciero en el ISSPOL y el debate por los ascensos y los patrimonios que lucen incompatibles con los ingresos de algunos generales, han empañado la imagen de esa institución. Es imperativo que recupere su credibilidad, que los controles internos y externos sean permanentes, que se atraiga a los mejores hombres y mujeres a sus ƿlas, que tengan cercanía con los ciudadanos y que se ganen el respeto por su trabajo. Hay unidades excelentes, como la del rescate de personas secuestradas y de admirar el esfuerzo de Antinarcóticos, pero esa excelencia debe ser la norma general en la institución. Ese es uno de los desafíos para combatir con éxito al crimen organizado.