Editorial Vistazo

¿Cuán viejo es demasiado viejo para ser presidente?

Gary Schmitt, Columnista de The Hill

En el Partido Demócrata no se descarta que el presidente Joe Biden quiera ir a la reelección y los republicanos no tienen sucesor para Donald Trump. Algunos analistas, como Gary Schimitt, creen que ha llegado la hora de poner un límite a la edad de los participantes de la carrera presidencial.

EL PRESIDENT BIDEN tiene 79 años y tendrá 83 cuando inicie un nuevo período si gana la reelección y dejará la Casa Blanca a los 87 años. El expresidente Donald Trump tiene 75 años y si decide competir nuevamente, es elegido y gobierna cuatro años, al final de su mandato tendría 83 años. A esas edades la mayoría de los hijos están intentando retirar de sus padres las llaves del vehículo. Pero, bajo las reglas de la Constitución, estamos obligados a entregar las llaves de la oficina Oval, que es la más poderosa y demandante. ¿No deberíamos poner un límite en la edad de quien participa en la carrera para presidente?

La Constitución establece una edad mínima para ser presidente: 35 años. Los autores obviamente pensaron en que el poner un límite de edad mínima era imperativo para asegurarse que el jefe ejecutivo tenga madurez relativa y alguna experiencia política o militar. Aunque sabían que algunos hombres de 25 años estaban listos para asumir el poder y las obligaciones, no estaban dispuestos a abrir la puerta para esas excepciones brillantes, precisamente porque las excepciones no son la norma y la Constitución no puede tomar ese chance, si desea perdurar por largo tiempo.

En estos días ciertamente vivimos vidas más largas y saludables, ya sea por mejores hábitos o por las medicinas que están

en nuestro botiquín. Pero es inescapable que cuando envejecemos, virtualmente todos bajamos el ritmo mental y físico. Aquí también hay excepciones. Todo el mundo ha escuchado de algún abuelo que todavía juega al basquetbol o una abuela que escribe su undécima novela. Sin embargo, los documentos gubernamentales no pueden presumir que están en manos de alguien a quien le tocó una lotería genética. Tampoco la prolongada campaña política garantiza a los votantes que disponen una imagen acertada del estado físico y mental del candidato. Las campañas son muy buenas para esconder cualquier problema que exista y los votantes tampoco ven sino lo mejor de su candidato preferido. Y aunque tuvieran acceso a las historias médicas completas de los candidatos, eso no constituye una garantía de la salud física y mental del candidato. Además, sabemos de hecho, cuando un presidente está mal, eso no se hace público sino después.

La enmienda 25 de la Constitución permite a un presidente enfermo ceder su cargo al vicepresidente, o si no lo quiere hacer hay un mecanismo para que el vicepresidente y la mayoría del gabinete comuniquen al Congreso que el vicepresidente asumiría los poderes y obligaciones del cargo.

Pero este proceso tiene sus bemoles. Rara vez un presidente considera que no puede continuar en el cargo o hacer el trabajo, no importa cuan enfermo esté, y es muy difícil que un gabinete nombrado por ese presidente dé un golpe blando, especialmente contra uno que motiva a sus partidarios a continuar subiendo una colina muy inclinada.

Al parecer resulta más probable iniciar un proceso complejo y difícil para enmendar la Constitución e imponer una edad límite para asumir el cargo. Dibujar la edad exacta (digamos 70) es arbitraria, como todas las líneas de este tipo. Pero arbitrario no significa no razonable, en base al sentido común. Ronald Reagan fue, hasta la llegada de Trump, el presidente más viejo en ser elegido, a los 69 años. Y al final de su segundo periodo no era como muchos lo han estudiado, funcionando como “The Gipper”. (El hombre que logra la victoria para bien de otros).

La presidencia es única entre las funciones de poder. A diferencia del Congreso y la Corte Suprema, nunca entra en vacancia. La generación fundadora de la nación fijó que el poder ejecutivo sea un trabajo de 24 horas, siete días de la semana. Tal vez, entonces como el promedio de vida era menor, no encontraron la necesidad de poner un límite a la edad. Esa no es la realidad actual y jugamos a los dados al ignorar que hay cambios que vienen con la edad y cuán viejo debería ser un presidente.

Con los años, a no ser de las excepciones genéticas, es evidente el declive en el aspecto físico y mental de las personas. ¿Pueden los políticos octogenarios resistir el trabajo 24/7 que demanda la RƿFLQD 2YDO"

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2022-01-14T08:00:00.0000000Z

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