Editorial Vistazo

Pedro Ortiz Jr.

El conductor televisivo, columnista, foodie, jefe creativo, guionista, locutor, animador, rockero y standupero se define como escritor y fiel heredero de su padre. Salir ileso de la pandemia lo hizo soñar en grande; pronto saldrá su primera película.

Por Sébastien Mélières

“ɍSoy Pedro Ortiz y tú no!”, así empieza sus sketches el hijo de Pedro Ortiz Díaz, uno de los principales integrantes de la nueva ola de standuperos (comediante que actúa en vivo) en Ecuador. Desde que irrumpió en el mundo del entretenimiento guayaquileño hace 25 años, Pedro consolidó un personaje único, carismático y divertido. Sus lentes de colores y sus camisas hawaianas lo acercan a la gente; su pluma creativa y mordaz le permiten tocar cualquier tema social o político sin herir a nadie. Pedro cae bien sin censura y eso desde el colegio cuando ya integraba el club de Periodismo y quedaba claro para todos que el “gordito” iba a dejar una huella en los medios.

A Pedro siempre le gustó la cosa escrita. “Siempre iba a la librería Bustamante en la calle Chile y compraba revistas de rock donde venían cd’s, partituras y regalos”, recuerda el entonces adolescente cuyo primer trabajo fue en el mostrador de la tienda de discos “Charly Music World” que quedaba frente a Infinity en la avenida Víctor Emilio Estrada. “Al poco tiempo me inicié en la radio con el programa La silla eléctrica, escribí en la Revista G21 y en La Onda que terminé dirigiendo durante 10 años”, expresa el fanático de artistas tan distintos como Sepultura, los Beatles, Post Malone o Rubén Blades. “Fui director creativo de Radio Rumba tres años, aprendí que la salsa está poblada por artistas tan alternativos como los rockeros”, asevera.

Buen muchacho

Ya afamado en los medios, Pedro integró el programa televisivo “Buenos muchachos” en 2008 bajo la conducción y dirección de Francisco Pinoargotti. El espacio caracterizado por la ironía, la sátira política y la crítica a la televisión nacional fue un éxito impresionante. “El programa llegó a tener picos de rating que recordaban los mejores partidos de Ecuador”, anota Pedro, quien empezaba a disfrutar de su creatividad sin límites. En el programa era una especie de “snipper” buena gente que hacía reír sin nunca denigrar a nadie y demostraba a través de sus improvisaciones gustos tan eclécticos como la literatura de Vargas Llosa o Andrés Caicedo, la lucha libre y el gusto por los disfraces y la comida.

Pedro Ortiz tuvo mil empleos, pero todos parten de una hoja en blanco que sea cuando escribe un guion para una serie o una obra de teatro, un monólogo para David Reinoso, Víctor Aráuz o Francisco Pinoar

gotti o sus propios standup que empezó a presentar en el bar de la “Vecina”. Pedrito, como le dicen sus amigos, es un escritor-periodista, o al revés. El día del 30 de septiembre fue el único personaje público quien pudo transmitir en vivo todo lo que sucedía en Guayaquil. “El poder no logró censurarme y empecé a transmitir en Twitter a pulso orgánico. Era como un broadcast de emergencia. Luego sentí la necesidad de escribir una obra y nacieron 30-S y luego Patrialandia”, anota el hombre que renació de la pandemia con la meta de consolidar el standup comedy en Ecuador. “Consumo mucho de los maestros gringos liderados por George Carlin,

Sam Kinison y Richard Pryor, y en Ecuador hay una nueva generación de artistas muy talentosos”, confirma el comunicador quien a menudo confunden con Pedro Ortiz, actual arquero de Emelec. “A Carlos Víctor lo confundían con Carlos Luis Morales, a Víctor Aráuz con Andrés Arauz; ya me tocó a mí liderar con esas confusiones en redes sociales y nunca dejo de hacerlo presente en mis stand-up. Conocí a Pedro en la premiación de Ligapro cuando ganó el premio de mejor arquero y subí yo, después él. A todo el mundo le pareció gracioso y decidimos seguir con el chiste hasta el día de hoy”.

Mi padre Pedro

“Ser hijo de Pedro Ortiz Díaz siempre fue una presión social fuerte. Estuvo al aire 33 años con Chispazos y si bien es cierto falleció hace 14 años sigue muy presente en la memoria colectiva de los ecuatorianos”, relata Pedrito, quien describe la figura de su padre como enorme. “Él ha cambiado tantas vidas. Era un ser generoso y hasta el día de hoy hay gente que me cuenta cómo los ayudó a comprarse una casa, saldar una deuda y mil cosas más”, cuenta añadiendo que “cada vez que tengo que tomar una decisión importante en mi vida aparece alguien, me habla de mi papá y me da luz y fuerza para llegar a la meta (…) A mi papá le debo mucho de lo que soy, me dio mi primer segmento radial cuando estaba en radio América, tenía 10 años y mi vacacional siempre fue Chispazo donde me enamoré de la música porque siempre estaba al lado de la orquesta”, admite como una evidencia el hijo de un papá atento que lo llevaba a pescar los fines de semana en el balneario de Playas.

Hoy Pedro sueña con dirigir la película que ya escribió y en un tiempo no tan lejano convertirse en el cerebro de un Saturday Night Live guayaco usando su fortaleza: el humor negro y político. “No quiero provocar risas sino emociones dentro de un caos controlado”, asegura el enamorado de un cine donde vivieran el actor Paul Newman, el director Sam Mendes, la emoción de Jojo Rabbit y la música de Pink Floyd.

FAMILIA NUMEROSA. Pedro está casado con Roxana Serrano y tiene cuatro hijos: Joellen Victoria, de 24 años; Pedro Andrés, de 16 años; Pedro Ezequiel, de 10 años, y Pamela Luciana, de nueve años.

“Mi hijo Pedro Andrés heredó la vena artística de su abuelo y su padre. Pinta, realiza novelas gráƿcas de superhéroes y compone la música de sus historias en Youtube”.

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2021-10-07T07:00:00.0000000Z

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