Editorial Vistazo

Las cuentas de la Asamblea

Por María Belén Arroyo / marroyo@uio.vistazo.com

El 28 de agosto de 1994, durante el gobierno de Durán-ballén, se consultó al pueblo si los diputados debían manejar recursos del presupuesto estatal. El 83 por ciento se pronunció en contra. Sin embargo, entre 1996 y 1997, la red Peñaranda terminó en la destitución de 13 parlamentarios y sentencia para siete, por comprobarse que repartieron partidas presupuestarias en forma clandestina.

Desde esa época se han sucedido dos Constituciones (1998 y 2008) e innumerables reformas. El desprestigio legislativo se ahondó entre 2009 y 2017, cuando la Asamblea fue servil al Ejecutivo.

Políticos tránsfugas. Diezmeros. Vende-votos. Beneficiarios de repartos. Impulsores de piponazgos: es cierto que no son todos, pero los que incurren en esos hechos desacreditan a toda la función. Una radiografía legislativa de 2002 publicada por Francisco Sánchez (“Democracia no lograda o democracia malograda; Análisis del sistema político del Ecuador 1979-2002”) parece tener absoluta vigencia. Los actores legislativos, dice este estudio, blindan posiciones “a la espera de que el Presidente de la República necesite de su apoyo, el mismo que se intercambia por recursos a disposición del Ejecutivo”.

En 2008 la Constitución cambió de nombre y de composición al Parlamento, pretenciosamente llamado desde entonces Asamblea.

Esa misma Constitución le dio tanto poder al Legislativo, que si se ponen de acuerdo dos tercios de sus 137 integrantes, mediante un procedimiento sumario, pueden invocar el artículo 130 de la Constitución y despedir al Presidente de la República. La muerte cruzada es como una moneda de dos caras; sin importar quién la arroje al aire (el Ejecutivo o el Legislativo) el efecto es que ambas funciones del Estado dejan de ejercer sus cargos de elección popular. Se adelantan elecciones para escoger autoridades que terminen el período. Esta es la gran paradoja, una fórmula extrema puede poner fin a una grave crisis de gobernabilidad.

Radiografía de la Asamblea

El primer cambio sustancial en la estructura orgánica legislativa, tras la vigencia de la Constitución de 2008, se produjo con la salida de funcionarios de carrera y expertos en temas legislativos, revelan tres de estos profesionales, consultados por Vistazo. “En la Asamblea se instaló la misma lógica que el correísmo llevó al Ejecutivo y a otras funciones, el clientelismo y el botín político para los afines a la organización política”.

Eran tiempos de vacas gordas. 2014 es el primer

En 1994 eran 82 honorables legisladores. Ahora son 137 asambleístas. La nueva Constitución de 2008 cambió el nombre y la conformación del Legislativo.

año en que se documentan, con datos oficiales, presupuestos y nóminas. La Asamblea contó con 66 millones de dólares ese año, de ellos, 64,1 millones para gasto corriente y 2,6 millones para inversión.

En 2015 botó la casa por la ventana. El presupuesto subió a 83 millones (71 millones para gasto corriente y 12 millones para inversión) y mantuvo 1.256 funcionarios en nómina, incluyendo a 14 técnicos y expertos en el proyecto del complejo legislativo, siete de protocolo; 15 en la radio; 31 en la televisión. Aparte de las Casas Legislativas en las 23 provincias (con excepción de Pichincha, donde está la sede principal), funcionaban las sedes en España y en Estados Unidos. Unos tres millones de dólares mensuales se destinaron a pagar los sueldos, sin contar con otros gastos.

Entre 2013 y 2017, la Presidenta fue la simpatizante de la Revolución Ciudadana y exreina del Yamor, Gabriela Rivadeneira, hoy radicada en México.

En 2016, 1.287 personas trabajaron en el Legislativo y su sueldo anual (35 millones) representó más de la mitad del presupuesto de ese año, de 63,3 millones. De ese valor, 59,8 millones se destinaron a gasto corriente.

En 2017 el crecimiento es espectacular. El desglose de los 1.421 funcionarios en nómina revela que solo en Presidencia trabajaban 40 personas, entre ellas, coordinadores de protocolo. El presupuesto anual fue de 63,8 millones de dólares (61,4 millones para gasto corriente) y el gasto anual en remuneraciones subió a 36,5 millones. José Serrano dirigió este año el Legislativo pero fue reemplazado en marzo de 2018 por Elizabeth Cabezas.

Para 2018 el presupuesto legislativo reflejaba la crisis económica. Bajó a 58 millones de dólares, con cero recursos para inversión, todo para gasto corriente. Más de la mitad (32,4 millones) destinados a gasto corriente para pagar a los 1.272 funcionarios. Este año cerraron las casas legislativas en el exterior, pero se mantuvieron en las provincias.

En 2019, los 1.365 servidores consumie

Hasta 2018 funcionaron las “casas legislativas” en España y EE.UU. La crisis económica se reflejó en las cifras de ese año.

ron 31,1 millones de dólares en sueldos, para un total de 56,1 millones del presupuesto, 55,8 millones dedicados a gasto corriente. Ese año César Litardo asumió la presidencia.

El año de la pandemia, 1.325 personas trabajaron en el Legislativo, sus sueldos representaron 32,2 millones de dólares, más de la mitad del presupuesto anual (54,1 millones, 52,2 destinados a gasto corriente).

En mayo de 2021 asumió la presidencia la asambleísta amazónica de Pachakutik, Guadalupe Llori. Su despacho comentó a Vistazo que encontró 1.273 servidores. A septiembre de este año, el número había reducido a 1.237.

No es discrecional el número de colaboradores (asistentes y asesores) que debe tener cada uno de los 137 despachos de asambleístas; cada una de las comisiones; inclusive, cada bancada. En un cálculo estimativo, la cifra de colaboradores debe bordear los 900 en nómina. “La diferencia es imputable a la gestión de cada presidente”, explican servidores en funciones.

¿Qué pasa con el rubro viáticos? El art. 3 del reglamento sustitutivo para el pago de viáticos de la Asamblea determina que se cubren los gastos de alojamiento en el lugar donde se realiza la comisión, pero con las máximas autoridades del Legislativo, no se cobran viáticos, ya que el art. 16 contempla el reembolso.

Al analizar ese rubro en un mes específico (marzo) durante tres años seguidos, 2018, 2019 y 2020, saltan sorpresas. 112 mil dólares en marzo de 2018: reflejan viajes internacionales, entre ellos, una asambleísta correísta en un foro de mujeres en Islandia. En marzo de 2019, 66.914 dólares, que incluyen desplazamientos internacionales a Ginebra por parte de la entonces presidenta y su comitiva. Y en marzo de 2020, el año de la pandemia, los viáticos llegan a 192 mil dólares.

En definitiva, la actual presidenta de la legislatura no creó esa estructura que respondía a tiempos de mayores ingresos fiscales. Su despacho insiste en que ella empezó una reorganización. Son épocas de vacas flacas y todo debe ser revisado, inclusive el costo de los honorables. Con un déficit fiscal de casi siete mil millones de dólares, proyectado para 2021, cada centavo pesa en los hombros de los ecuatorianos.

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