Editorial Vistazo

Viaje al fondo de la masacre

La peor crisis carcelaria, con 118 muertos, desnuda las paradojas de la lucha antidrogas y cómo el país pasó de “Isla de paz” a epicentro de la barbarie.

Por Cecilio Moreno Mendoza / cmoreno@vistazo.com

“Esta ha sido hasta la fecha la peor masacre en una prisión de Ecuador, país que enfrenta una creciente crisis de violencia entre las principales pandillas, sobre todo en Guayaquil. En febrero pasado, los ataques coordinados por cuatro pandillas, incluidos los Lobos contra los Choneros, en tres prisiones, dejaron un saldo de 75 reclusos muertos. El 21 de julio, otras 21 personas fueron asesinadas en las cárceles de Guayaquil y Cotopaxi, nuevamente por rivalidades entre pandillas”, escribió Chris Dalby para la publicación especializada “Insight Crime”.

Como la causa más inmediata se ha atribuido al hacinamiento que se vive en los llamados centros de rehabilitación social. Pero el problema estaría en la mala distribución de los reclusos. En Guayaquil la población carcelaria casi duplica la capacidad instalada, pero en el promedio

nacional el exceso es del 33 por ciento. Comparado con la región Ecuador está en el séptimo lugar en una lista que encabezan Bolivia, Perú y Brasil.

Lo de fondo es que casi la tercera parte de los reclusos llegaron a las celdas acusados de delitos vinculados al tráfico de drogas, en muchos de los casos, dedicados al microtráfico. Las actividades narcodelictivas han crecido exponencialmente en el país en los últimos años y eso también tiene raíces profundas.

El mundo al revés

Fue ya hace 50 años que Richard Nixon, presidente de los Estados Unidos, declaró que las drogas eran el “enemigo público número uno”. También solicitó los fondos necesarios para concretar una ofensiva “dura contra este crimen”, tanto en Estados Unidos como en el extranjero.

El influyente Washington Post, el 17 de junio último, publicó el especial “Una guerra fallida, América Latina y las drogas”. Allí se revela que la misión le ha costado a ese país, hasta ahora, un millón de millones de dólares y, sin embargo, cada 25 segundos es arrestada una persona por posesión de drogas.

“Para América Latina esta cruzada ha sido devastadora. Miles de policías, jueces y dirigentes asesinados. Masacres frecuentes. Los valores subvertidos. La economía trastocada, la corrupción frecuente”, se escuchó en un podcast del medio norteamericano. Gustavo Gorriti, laureado periodista peruano, añade que “el mapa de los homicidios -que es el más alto del mundo en América Latina- tiene puntos altos que coinciden con los lugares donde el narcotráfico ha crecido tremendamente”. El Ecuador está ya incluido.

En nuestro país una ley de sustancias estupefacientes y psicotrópicas se puso en vigencia en 1990 durante el gobierno de Rodrigo Borja. Y para mantener la costumbre de la inseguridad jurídica, fue enmendada en 1992, en 1994 y en 1997, codificada en 2004, reformada en 2005 y reemplazada en 2014.

En todo este tiempo, el crecimiento del narcotráfico no ha parado, ¿qué lo disparó? El ecuatoriano César Paz, un experto en seguridad retirado del FBI, sitúa los orígenes del problema en las luchas campesinas co

La guerra contra las drogas que lleva 50 años le ha costado a Estados Unidos un billón de dólares, sin embargo, cada 25 segundos es arrestada una persona, en ese país, por posesión de estupefacientes.

lombianas de los años 40 que dieron origen a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. “Las FARC se crean en la mitad de una ebullición de carteles en Colombia y que no tardaron en ver al Ecuador como un puente para llevarles la pasta de cocaína desde los productores en Colombia o Perú”.

El Plan Colombia

El denominado Plan Colombia se lo ideó en 1999 durante la gestión de Bill Clinton, para “generar una revitalización social y económica, terminar el conflicto armado en Colombia y crear una estrategia antinarcóticos”.

Una de las estrategias fue la fumigación aérea de cultivos usando el herbicida Glifosato. Al poco tiempo se descubrió que el producto causaba graves daños a la salud de moradores de las zonas esparcidas. El Ecuador reclamó los efectos colaterales que en Sucumbíos ocasionaba el veneno. Colombia se comprometió a no fumigar cerca de la frontera. El corredor excluido terminó siendo tierra fértil para la coca.

Con los cultivos más cercanos a nuestro país, se abrieron nuevas rutas de evacuación del alcaloide. Rutas que empezaron a atravesar el Ecuador en busca de puertos de exportación.

Paralelamente, en 2000, el Ecuador vio en la dolarización de su economía la mejor medicina para la gravísima crisis económica que vivió. “Esto inmediatamente convirtió a Ecuador en el sueño de cualquier blanqueador de dinero: un país en la frontera con el mayor productor de cocaína del mundo y que utiliza la moneda del mayor mercado de cocaína del mundo”, escribió James Bargent, periodista radicado en Medellín y editor de Insight Crime.

A mediados de esa década llegó al Ministerio de Economía quien luego gobernaría el Ecuador durante 10 años. Como candidato Rafel Correa se rehusó a calificar a las FARC como grupo terrorista. En la práctica les enviaba el mensaje de que podían contar con un país amigo. Y si ellos controlaban la producción de cocaína, sobre todo en el sur colombiano, no fue raro que ya con Correa en el poder usen y abusen de la confianza instalando en territorio ecuatoriano centros de comando de sus actividades. Esto quedó en evidencia en 2008 con la muerte de Raúl Reyes, altísimo dirigente del grupo subversivo, en manos del ejército colombiano.

Para entonces Correa ya había anunciado que no renovaría el convenio con que se mantenía un puesto de avanzada de los Estados Unidos en Manta. Desde allí despega

El Ecuador reclamó los efectos colaterales de la fumigación en Colombia. Nuestro vecino se comprometió a no fumigar cerca de la frontera. El corredor excluido terminó siendo tierra fértil para la hoja de coca.

ban enormes aviones radar que escudriñaban casi todo nuestro espacio aéreo y el mar territorial. La salida de droga desde el Ecuador estaba complicada.

Guerra interminable

Sin los gringos y sin radares, las narcoavionetas empezaron a planificar vuelos directos y sin escala. Habíamos abierto las puertas de par en par.

La Policía empezó año a año a batir récords de capturas de droga. Eso no era motivo de alegría. La experiencia dice que, por cada paquete decomisado, otros cinco salen del país. El negocio es tan bueno que según los cálculos del periodista Arturo Torres, deducimos que, si fuera una empresa más, el narcotráfico ocuparía el sexto puesto entre las 500 Mayores Empresas del Ecuador, apenas por debajo de la telefónica Claro.

Con el auge comenzaron a caer los narcotraficantes y a llenarse las cárceles. Los primeros conocidos fueron “Los Queseros”, que se asentaban en Manta.

Los Choneros, hoy famosos, era solo una banda delincuencial del interior de Manabí. Dice la leyenda que Jorge Vélez España, o “Teniente España”, líder chonero, fue quien vio en Manta una buena plaza para el expendio de droga pero estaba ocupada. Como igual ingresaron, comenzaron los enfrentamientos y las muertes.

La primera víctima fue la esposa de España. En venganza murió el hermano del jefe de Los Queseros. Con el paso de los días, ambos líderes fueron capturados. Y quizá la primera muerte en cárceles fue la de Carlos Cedeño, líder de Los Queseros, ocurrida dentro del penal El Rodeo de Portoviejo. Con eso el “Teniente España”, que

“La dolarización convirtió al Ecuador en el sueño de cualquier blanqueador de dinero. Un país que usa la moneda del mayor mercado de cocaína del mundo”, James Bargent, editor de Insight Crime.

también estaba preso, quedó con el control de la provincia. España murió en 2007 en otro enfrentamiento. El sucesor fue “Rasquiña”, Jorge Luis Zambrano, quien hábilmente paró la masacre dividiendo la torta en cinco grupos que le reportaban. La mayor parte del tiempo “Rasquiña” dirigió desde la celda donde purgaba por asesinato. Tras lograr una insólita prelibertad, regresó a Manta donde cayó en su ley a fines de 2020.

Sin líder, empieza la disputa entre los subgrupos que además son captados por carteles mexicanos diferentes, lo que aumentan las rencillas y comienzan nuevos ajustes de cuentas, dentro y fuera de las cárceles. Una lucha que ha acabado ya con tres centenares de detenidos y que ha convertido al Ecuador en noticia mundial tras la última barbarie.

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