Editorial Vistazo

María Fernanda Cereceda

Quince obras conforman la nueva exposición de la guayaquileña, quien pasó la pandemia en el valle de Cumbayá, donde vivió e imaginó el mundo que se estaba dibujando.

Por Sébastien Mélières

La obra de María Fernanda es estética y pareciera tener una lectura sencilla hasta que uno se acerca y descubre un verdadero universo en un lienzo. Su obra la trabaja al óleo; su estilo es figurativo, simbolista y con toques de realismo mágico. En las creaciones de la artista se mezclan las dimensiones: lo terrenal y lo místico, el cielo y la tierra, la luz y la noche, los humanos y los seres de otro planeta. En conjunto siempre transmite un mensaje de esperanza donde los personajes se conectan con su luz interna y evolucionan en paz en un mundo utópico. “En parte la pandemia nos enseñó lo mejor. Pudimos respirar, la naturaleza y los animales crecieron libres y los humanos pudieron reencontrarse con su esencia”, acota la guayaquileña que considera que la pandemia es un detonante. “Algunos serán más agresivos, otros reflexionarán, pero viviremos en un mundo nuevo con cambios acelerados y extremos a nivel climático y de lo que se podría definir como frecuencia planetaria”, finaliza.

Lo extraño es que las 15 obras de Cereceda abarcan dos décadas de producción, pero todas son de actualidad. “Desde que empecé a pintar a los tres años imagino escenarios que se hacen realidad con el tiempo. Veo prácticamente la obra terminada antes de hacer bocetos y concluirla. Hay mucho de intuitivo en mis pinturas, las siento primero en mi corazón y luego las plasmo en el lienzo”, finaliza la autodidacta que expuso en Ecuador, Canadá y Estados Unidos.

Inicios italianos

María Fernanda dibuja y pinta como una extensión de sí misma. Estudió y siguió cursos de pintura en Nueva York en Art Students League y en el Instituto Didaskalia en

la ciudad de Perugia, Italia. Estudió también Diseño de modas, pero empezó a encontrar este mundo muy superficial al no transmitir un mensaje contundente así que decidió seguir pintando.

Cuando regresó a Guayaquil presentó “Feminae” en el Museo Nahim Isaías dando a conocer su “Virgen de la revelación”, como el símbolo de la madre tierra. “Mi Virgen derrama rosas de amor sobre el planeta. El cuadro está asociado al apocalipsis que quiere decir revelación. Es la obra que abre la exposición “Una nueva humanidad” casi 20 años después de haberla concebido”, acota.

En la exposición 2021 de María Fernanda Cereceda cada obra simboliza el renacer después de la pandemia: “Retorno al origen”, un cuadro de una niña soplando el caracol llamando a regresar a la naturaleza, “El libro de la tierra” retrata a una pareja mirando hacia el infinito, “La visión de los justos”, “El sueño del arlequín” hasta llegar al “Niño de las estrellas”: “Hace años tuve la visión de un pequeño que tocaba el cielo y

Estudió Diseño de modas, pero llegó a la conclusión de que lo suyo era la pintura.

las estrellas subiendo una escalera, posteriormente nació mi nieto, de ahí el nombre de esta obra, por esa conexión que se establece con el universo infinito”, manifiesta la artista quien está convencida de que nunca hemos estado solos.

Después de cuatro años y medio en Quito María Fernanda Cereceda regresó a Guayaquil. De los valles de la Sierra está de vuelta a la ciudad bulliciosa. Su conexión con el mundo desde una fuerte visión espiritual sigue intacta y seguramente de pronto dará pinceladas para magnificar el mundo en el cual quiere vivir y proyectarse.

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2021-07-22T07:00:00.0000000Z

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