Editorial Vistazo

Popularidad en picada

Los brasileños están hartos de Jair Bolsonaro. Lo responsabilizan por el mal manejo de la pandemia, que ha costado más de medio millón de muertes y por la corrupción en la compra de vacunas.

En política reyes, dictadores y presidentes han tenido figuras a la sombra, con inmenso poder para ejecutar sus deseos y no “quemarse las manos”. Uno de los más famosos fue Rasputín durante la era de los zares, a comienzos del siglo XX. Acumuló tanto poder que se lo consideró una figura mística, casi mágica. Terminó asesinado.

En el Brasil moderno hay dos figuras de gran poder también oscuras. El primero fue Paulo César Farias, tesorero de la campaña de Fernando Collor de Mello, el presidente que fuera destituido en los años 90. Farias era el organizador y cobrador de los sobornos. Una vez que terminó el gobierno, también acabó su fortuna. Murió asesinado en 1996.

El operador de los sobornos que recibió el partido de Lula da Silva fue José (Ze) Dirceu, quien organizó el “mensalao”, un esquema para pagar a los diputados por los votos en el Congreso. Después fue envuelto en el esquema de Lava Jato. Terminó en prisión, y si bien se distanció de Lula, han vuelto a hacer las paces.

El hombre de Bolsonaro es Ricardo Barros el legislador que es jefe del bloque de su partido. En las negociaciones turbias para la compra de vacunas a China (Cansino), Rusia (Sputnik V), India (Covaxin), Gran Bretaña (Astrazeneca), lo señalan. Varios hombres nombrados por él pidieron “propinas” para la compra. Algunas personas han denunciado, por ejemplo, que se pidió un dólar por cada vacuna de Astrazeneca; que la Sputnik rusa fue adquirida por varios estados brasileños en 9,9 dólares, pero el Gobierno Central pagó 12,6 dólares. Los 20 millones de dosis de la vacuna india Covaxin, no tuvieron el aval de la agencia de salud de Brasil, pero Barros exigió la aprobación. Eso es lo que se conoce recién. Como todo drama bien hecho en Brasil, la telenovela continuará.

Hasta sus partidarios están hartos de Jair Bolsonaro: grupos de derecha

que un día lo respaldaron consideran que “su presidencia se ha vuelto intolerable”. Bolsonaro, quien subió al poder en enero de 2019, prometió “acabar con el yugo de la corrupción para siempre”. Ahora, se ha descubierto que personalmente cobraba diezmos a quienes trabajaban con él siendo diputado. Según varios reportajes del portal UOL, publicados bajo la serie “La vida secreta de Jair”, a través del sistema la “rachadinha” en sus 30 años como congresista de la Cámara Baja, entre 1991 y 2018, todos aquellos que estaban contratados para apoyarlo en sus funciones debían entregarle parte de sus salarios.

La principal denunciante es su excuñada Andrea Siqueira Valle, hermana de su segunda esposa, quien contó a UOL que su hermano André fue despedido porque “no entregaba la cantidad correcta demandada por Jair”. Bolsonaro habría exigido de su salario una tajada de 1.150 dólares, pero André apenas le enviaba “entre 400 y 500 dólares”. Jair terminó por cansarse de su incumplimiento y lo despidió.

La práctica de los diezmos en el Congreso brasileño es muy común: exigir parte del salario a quien emplea en su oficina pública. La práctica es un delito, pero igual ocurre porque los empleados no se atreven a denunciar a los políticos que los han contratado para el cargo. El hijo de Bolsonaro, Flavio, también ha sido acusado de la misma práctica delictiva. La defensa de Bolsonaro ha sostenido que “jamás hubo extorsión o diezmos por parte del Presidente o de su hijo”. No obstante, el portal UOL asegura que las entrevistas a quienes han trabajado con el Presidente, cuando fue congresista, prueban lo contrario. Como consecuencia hasta ahora hubo tres protestas masivas en su contra, organizadas entre otros por grupos de derecha como Vem Pra Rua (Ven a las calles), que fue clave para iniciar el juicio político para destituir a Dilma Rousseff.

Es el punto más bajo para el actual Presidente de Brasil, quien en dos años y medio en funciones ha tenido un mandato turbulento, causando severos daños al país. La población lo responsabiliza de la muerte de 500 mil personas por COVID-19. El Parlamento ha abierto una investigación en su contra, no solo por su manejo irresponsable de la crisis, sino porque hay indicios de corrupción en la compra de vacunas. Se asegura que el Ministro de Salud pidió más de 300 millones de “propina” para adquirir vacunas Covaxin, producidas en la India. Bolsonaro ha tratado de distanciarse del Ministro diciendo que él “no tiene manera de saber qué pasa en sus ministerios”.

Sin embargo, pese a los muchos pedidos para un juicio político contra el Presidente, los analistas creen que por ahora no prosperará. Tampoco lo hará su candidatura a la reelección. Con todos los males sobre sus hombros, las encuestas determinan que Inácio Lula da Silva le ganaría las próximas elecciones…y la rueda vuelve a girar con los mismos temas de siempre.

La familia de quien fuera su segunda esposa lo acusa de haber exigido diezmos a sus colaboradores, entre ellos un cuñado, durante su período como congresista.

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2021-07-22T07:00:00.0000000Z

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